Los visitantes del zoológico Werribee Open Range, en Australia, casi pueden sentir el aliento de los reyes de la selva que lo habitan. Pueden mirarlos a la cara, verles comer y jugar en directo e inmersos en su hábitat. Les separa, únicamente, una pantalla de cristal grueso instalado en el jeep con el que recorren el recinto.
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